Cagar!. ¡Oh placer divino!
que a mi corto parecer
aunque sea el más cochino
y nada tenga de fino,
compare al mejor placer.
Notar y sentir caer
la mierda sobre la loza
notar como se destroza
y al destrozarse extender
para hacerla bien feliz
el perfume que dilata
desde la nariz más chata
a la más larga nariz.
Por eso vengo a ensalzar
pobre de mi mal poeta
lo que la humana paleta
nunca se atrevió a pintar.
Por eso vengo a decir,
que nuestro mundo en general
se avergüenza, y yo no sé,
si en ello no hay ningún mal
y aquí el hecho es real
de que todo el mundo caga
desde el aprendiz sin paga
al anciano mariscal.
Caga el rico aunque ello sea,
en un retrete lujoso
mierda dura o diarrea
caga el pobre más piojoso
y es la mierda igual de fea.
Caga el cuerpo de bomberos,
caga la Guardia Civil,
los obispos, los rateros,
el juez y el alguacil.
El solemne magistrado,
el general impecable,
el jovencito atildado,
y el avaro miserable.
Caga la Tiple Ligera,
la mujer gruesa y fondona,
la Infanta, la comadrona,
la Reina, la verdulera.
Caga el Cardenal Primado,
el Duque del Infantado,
el jinete enmascarado,
y el señor Martín Artajo.
En la lista de cagadores
perderíamos la cuenta
pues es lo cierto señores
que tras agudos dolores
el que no caga revienta.
Imagínate a tu amor,
a tu “Dulcinea” cagando
mira como los dientes aprieta
y tiene su mano inquieta
sobre su falda arrugada
pues no puede sacar
toda la mierda retrasada.
Mas se oye un rotundo ¡zas!
alla atrás, ¡zas, zas!,
ya van las heces lanzadas
como avión a todo gas.
Al salir del “water close”
sonríe con disimulo
luego levanta la pierna
y después se limpia el culo.
Ha quedado descansada
que no da gusto ni nada
descargar por detrás
toda la caca atascada.
Maestra en disimular
muestra ingenuidad feliz
mas tú la querrás a rabiar,
amarás e idealizarás.
¡Pero caga!
Y sin contrastes ni armonía
pues donde nacen las rosas
hay cagadas asquerosas
y a ver, quien hace poesía?
O NO? 
