otro más con el A
Publicado: Mié 23/01/08 17:02
bueeeeno. pues ya me he quitado ese trámite de en medio. ha sido un chincho repentino que me dió allá por finales de noviembre, cuando me apunté. La verdad es que me piqué a raíz de la última quedada norteña. no sé si fué la T-Max gris de Destrozeitor... la llamativa T-Max de Jam23... el peazocañón de Joseto... o que todo dios tiene el A menos yo! El caso es que dije... jdr, y si más adelante surge una oportunidad (o quizá una necesidad por desplazamiento al curro) de una moto pelín más grande y no puedo aprovecharla? y dije... a quién hago mal sacándome el carnet? y dicho y hecho, me acerqué a la autoescuela más cercana a mi casa e inicié los trámites. Y todo esto sin que lo sepan en mi casa :-S
Total. Que hoy allí estaba yo, junto con un montón de gente (había más que la semana pasada en la que no pudimos examinarnos por el viento huracanado). En la linea de comienzo del circuito de los conos una fila de motos, casi todas iguales (Yamaha Tricker). Burrrrummm burrrummmm... todas con pequeños acelerones, para mantenerlas calientes y poder hacer los revirados giros al ralentí sin tener que acelerarla (lo de ir a medio embrague a base de acelerones era para algun experto que había por ahí). Total, que la fila se consume delante mio mientras veía a mis predecedores suspender una y otra vez ante el Mefistófeles del aprendizaje moteril: la barra, más conocida como "laputachapa". Uno tras otro, todos se iban saliendo. Dios, mi corazón no podía por menos que acelerarse viendo ese panorama desolador. El ínclito examinador, una vez cometida la anchoa, y al que el desesperado motero miraba sin remisión, hacía un inequívoco gesto con el dedo índice de "ven aquí, aquí, majo, y deja lo de la barrita para el próximo día". Resignados como los guerreros de las Termópilas, los examinados -y ya suspendidos- iban con la cabeza gacha hacia el paredón, en el que daban su nombre y veían esa gran X mayúscula en su casilla.
Me llega el turno. El corazón por unos instantes deja de latir, pero reacciona y vuelve a empujar con fuerza, al igual que la moto, la cual acelero para no quedar en ridículo calándose nada más comenzar.
Sorteo los palos amarillos haciendo eses cual perfecto borracho de manual. Una vez sorteada la última, enfilo el "trébol" para comenzar un baile de tiovivos a derecha e izquierda cuyo único fin -a mi juicio- es el de marearte para que lo que viene a continuación (la chapa) sea tu perdición. En fin, tomo la curva que me saca del trébol e intento encarar la nerviosa tricker antes del golpe de gas que me catapultará hacia la gloria... o hacia el más espantoso de los ridículos, pudiendo incluso la cosa llegar al paroxismo del personal allí presente si me caigo. Ligero acelerón, procuro mirar al horizonte y seguir la recomendación del profesor de mirar al árbol que está allí a lo lejos, muy lejos, tan lejos que no lo veo. No veo el árbol, no veo el cielo, no veo a los numerosos candidatos al examen, no veo nada. Momento fugaz pero eterno... no miro abajo, no quiero saber lo que he hecho... sólo sé que hacia el final, algo pasa. Houston, tenemos un problema!! mi moto ha pisado un ratoncillo o una lata de coca cola. Ah, no. Lo que pasa es que me he salido de la chapa...
Dios... a la mierda... tanto esfuerzo, tanto sacrificio... dos mañanas de trabajo perdidas para esto... jdr... odio las motos, odio al examinador, odio a todos los que me miran. Pero como me dijo el profesor en una clase... mi cabeza sigue pensando y escucha una voz que -cual Yoda- repite en mi cabeza... "si te sales en la chapa, no pares. tú sigue, sigue como si nada, Perdigón..." ... sigue... sigue... y yo, que soy muy formal, he dicho... pues sigo. Curva a la izquierda, entro en el túnel de palos, lo cruzo y acelero para meter la segunda y llegar a la barrita. Mientras lo hacía, adopto la cara del Dioni; a saber, ojo izquierdo mirando al examinador para ver si me llamaba diciendo "esto se acabó" y ojo derecho mirando la barra para saber dónde frenar, en caso de que pudiera seguir... los metros avanzan y la estatua de sal no me hace el gesto. Dios!!! qué ha pasado? realmente he pisado un ratón en vez de salirme de la barra? pues nada. a terminar este entuerto. Freno, tiro la barrita y punto muerto. El pavo me pregunta mi nombre y me dice que me aparte.
He pasado? he pasado? qué ha ocurrido? acelero para llegar a donde mis compañeros y les pregunto qué ocurrió en la barra, explicándoles que yo no he podido saberlo porque estaba en pleno nirvana místico. -sólo has sacado una rueda y al final!!!, me grita uno, más nervioso incluso que yo.
Dios!!! he pasado!!!. mi corazón se relaja y mis suprarrenales dejan de producir adrenalina y cortisol. Los músculos se relajan y me dedico a contemplar y disfrutar del espectáculo. Como si viera un programa de esos tipo OT que estan ahora de moda, me divierto viendo al examinador llamar una y otra vez a los pobres desgraciados, que, como yo o peor, saltan desde lo alto de la chapa al vacío del fracaso. Echo de menos a un examinador tipo Sardá que acompañe sus notas con jocosos e irónicos comentarios. Todo me la suda. Estoy por encima del bien y del mal. Sólo espero el trámite de la recta.
Terminan todos, y del numeroso grupo inicial, nos vamos hacia laprueba siguiente menos de la mitad. Como en la famosa escena de "elegidos para la gloria", y muy al estilo de una peli de Michael Bay, se nos ve de lejos acercándonos a cámara en slow motion con los cascos agarrados, mientras suena una melodía de Hans Zimmer.
La prueba es un trámite y todos lo hacemos como es de esperar. Preguntamos a nuestro profesor... pero ya está? hemos aprobado? no nos lo tiene que decir? y el hombre, entrado en años, y quizá aburrido por otro día más acompañando a sus pupilos en la pista de examen, nos espeta: "que sí, coño! claro que estais aprobados!!"
Nos miramos, nos saludamos. Y nos vamos para el aparcamiento. Yo, a diferencia de los demás, he venido en moto, pues soy motero y no podía ir en esa ordinariez que llaman coche. Me subo a mi X, la acelero y comienzo a tomar las curvas que me llevan de vuelta a casa. Vuelvo sonriendo. Ya tengo carnet. Ya sólo me queda un trámite (y puede que sea el que más caro me salga de todo esto): decírselo a mi mujer. Pero eso... es otra historia.
Total. Que hoy allí estaba yo, junto con un montón de gente (había más que la semana pasada en la que no pudimos examinarnos por el viento huracanado). En la linea de comienzo del circuito de los conos una fila de motos, casi todas iguales (Yamaha Tricker). Burrrrummm burrrummmm... todas con pequeños acelerones, para mantenerlas calientes y poder hacer los revirados giros al ralentí sin tener que acelerarla (lo de ir a medio embrague a base de acelerones era para algun experto que había por ahí). Total, que la fila se consume delante mio mientras veía a mis predecedores suspender una y otra vez ante el Mefistófeles del aprendizaje moteril: la barra, más conocida como "laputachapa". Uno tras otro, todos se iban saliendo. Dios, mi corazón no podía por menos que acelerarse viendo ese panorama desolador. El ínclito examinador, una vez cometida la anchoa, y al que el desesperado motero miraba sin remisión, hacía un inequívoco gesto con el dedo índice de "ven aquí, aquí, majo, y deja lo de la barrita para el próximo día". Resignados como los guerreros de las Termópilas, los examinados -y ya suspendidos- iban con la cabeza gacha hacia el paredón, en el que daban su nombre y veían esa gran X mayúscula en su casilla.
Me llega el turno. El corazón por unos instantes deja de latir, pero reacciona y vuelve a empujar con fuerza, al igual que la moto, la cual acelero para no quedar en ridículo calándose nada más comenzar.
Sorteo los palos amarillos haciendo eses cual perfecto borracho de manual. Una vez sorteada la última, enfilo el "trébol" para comenzar un baile de tiovivos a derecha e izquierda cuyo único fin -a mi juicio- es el de marearte para que lo que viene a continuación (la chapa) sea tu perdición. En fin, tomo la curva que me saca del trébol e intento encarar la nerviosa tricker antes del golpe de gas que me catapultará hacia la gloria... o hacia el más espantoso de los ridículos, pudiendo incluso la cosa llegar al paroxismo del personal allí presente si me caigo. Ligero acelerón, procuro mirar al horizonte y seguir la recomendación del profesor de mirar al árbol que está allí a lo lejos, muy lejos, tan lejos que no lo veo. No veo el árbol, no veo el cielo, no veo a los numerosos candidatos al examen, no veo nada. Momento fugaz pero eterno... no miro abajo, no quiero saber lo que he hecho... sólo sé que hacia el final, algo pasa. Houston, tenemos un problema!! mi moto ha pisado un ratoncillo o una lata de coca cola. Ah, no. Lo que pasa es que me he salido de la chapa...
Dios... a la mierda... tanto esfuerzo, tanto sacrificio... dos mañanas de trabajo perdidas para esto... jdr... odio las motos, odio al examinador, odio a todos los que me miran. Pero como me dijo el profesor en una clase... mi cabeza sigue pensando y escucha una voz que -cual Yoda- repite en mi cabeza... "si te sales en la chapa, no pares. tú sigue, sigue como si nada, Perdigón..." ... sigue... sigue... y yo, que soy muy formal, he dicho... pues sigo. Curva a la izquierda, entro en el túnel de palos, lo cruzo y acelero para meter la segunda y llegar a la barrita. Mientras lo hacía, adopto la cara del Dioni; a saber, ojo izquierdo mirando al examinador para ver si me llamaba diciendo "esto se acabó" y ojo derecho mirando la barra para saber dónde frenar, en caso de que pudiera seguir... los metros avanzan y la estatua de sal no me hace el gesto. Dios!!! qué ha pasado? realmente he pisado un ratón en vez de salirme de la barra? pues nada. a terminar este entuerto. Freno, tiro la barrita y punto muerto. El pavo me pregunta mi nombre y me dice que me aparte.
He pasado? he pasado? qué ha ocurrido? acelero para llegar a donde mis compañeros y les pregunto qué ocurrió en la barra, explicándoles que yo no he podido saberlo porque estaba en pleno nirvana místico. -sólo has sacado una rueda y al final!!!, me grita uno, más nervioso incluso que yo.
Dios!!! he pasado!!!. mi corazón se relaja y mis suprarrenales dejan de producir adrenalina y cortisol. Los músculos se relajan y me dedico a contemplar y disfrutar del espectáculo. Como si viera un programa de esos tipo OT que estan ahora de moda, me divierto viendo al examinador llamar una y otra vez a los pobres desgraciados, que, como yo o peor, saltan desde lo alto de la chapa al vacío del fracaso. Echo de menos a un examinador tipo Sardá que acompañe sus notas con jocosos e irónicos comentarios. Todo me la suda. Estoy por encima del bien y del mal. Sólo espero el trámite de la recta.
Terminan todos, y del numeroso grupo inicial, nos vamos hacia laprueba siguiente menos de la mitad. Como en la famosa escena de "elegidos para la gloria", y muy al estilo de una peli de Michael Bay, se nos ve de lejos acercándonos a cámara en slow motion con los cascos agarrados, mientras suena una melodía de Hans Zimmer.
La prueba es un trámite y todos lo hacemos como es de esperar. Preguntamos a nuestro profesor... pero ya está? hemos aprobado? no nos lo tiene que decir? y el hombre, entrado en años, y quizá aburrido por otro día más acompañando a sus pupilos en la pista de examen, nos espeta: "que sí, coño! claro que estais aprobados!!"
Nos miramos, nos saludamos. Y nos vamos para el aparcamiento. Yo, a diferencia de los demás, he venido en moto, pues soy motero y no podía ir en esa ordinariez que llaman coche. Me subo a mi X, la acelero y comienzo a tomar las curvas que me llevan de vuelta a casa. Vuelvo sonriendo. Ya tengo carnet. Ya sólo me queda un trámite (y puede que sea el que más caro me salga de todo esto): decírselo a mi mujer. Pero eso... es otra historia.