mi primera caida... mi primera colonia, chispas...
Publicado: Mar 18/11/08 16:56
bueno, no es técnicamente una caida, pues ha sido solo la moto la que se ha caido de manera estúpida y que aún no alcanzo a entender.
todo ha sido de la manera siguiente, señoría...
yo salía de comer a las 15,10 h. y me he aproximado a mi moto, aparcada en linea entre dos coches como si de un automóvil más se tratara, pues cada vez me gusta menos meterla a calzador entre dos coches, con el riesgo que conlleva, ya que todos sabemos que los coches no respetan mucho... -¡Vaya al grano, señor! -Ah, sí! perdone, señoría. continúo con mi relato (dijo el acusado con rictus aún circunspecto debido a la reciente caida de su moto y que aún le tenía acongojado por la estupidez de dicho percance y su imposibilidad para haberlo previsto.
Pues resulta que me sitúo al lado de la moto, abro, me pongo todo el equipaje, cierro el maletero, quito la pata de cabra, arranco, miro si viene algun coche, me "arrasco" la nariz (siempre pica cuando ya te has puesto el guante gordo de invierno con el que no tienes tacto) y salgo suave suave.
En esas, no ha pasado ni un segundo cuando la moto se me traba por completo y comienza a sonar una alarma... -Mierda, exclamé. puto candado...
Me bajo de la moto poniendo la pata de cabra y lo hago por el lado donde está el candado, el cual nunca me olvido de quitar (esto me habrá pasado sólo dos veces o tres a lo sumo). Pero ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas...
Me dispongo a quitarme el guante derecho para poder operar y descerrajar el candado, y de repente, veo que el buque petrolero que es la T-Max comienza a zozobrar, varándose hacia babor ante mi impotente mirada, que asistía como espectador de lujo a la caida de un coloso a menos de un metro de mi, pues me pillaba por el lado contrario a la caida, lo cual hacía imposible que yo pudiera ofrecer ninguna resistencia a semejante mamotreto de moto que, con sus 220 kilos llena de líquidos, se convierte en imposible de sujetar si la gravedad tira de ella hacia uno de los lados y el centro de gravedad de la moto queda ya fuera de ella.
Conclusión: la moto cae hacia la acera delante de mis narices. La caida es franca, armoniosa, equilibrada en su conjunto, desplomándose por igual los cuartos delanteros y los traseros. Es noble hasta cayendo, pues lo hace como en cámara lenta, con una estética muy de película de Michael Bay ("La Roca"). El postgusto es amargo, de pomelo. Se aprecian notas de impotencia y enojo. No hay taninos, sino hiel y vinagre a partes iguales.
Me quito el guante derecho, digo un sonoro "MIERDA!!" y tiro el guante al suelo como un personaje de dibujos animados cuando le pasa algo malo.
Miro la moto, analizo la situación, enfoco la maniobra de izado buscando el mejor punto de apoyo para poder ejecutar uno de los principios de arquímedes... todo está hecho ya. No hay vuelta atrás. El tiempo se ha detenido. Mi moto ha caido. Una más. Alguien debe parar esto. Es un goteo incesante de motos que caen por alguna extraña razón y esa pata de cabra insolente y maleducada que, en el peor momento, se niega a demostrar cómo es capaz de soportar ese peso con inexplicable eficacia, sin vencerse ni demostrar fatiga.
No he tenido tiempo para demostrar dolor. Todo ha sido rápido, eficaz y quirúrgico casi. Mi moto ya está marcada, pero su color negro permite seguir disimulando lo que -en estos momentos y a falta de un posterior examen exhaustivo- parece haber quedado sólo en una vistosa mella por erosión en el asa izquierda del pasajero, y una pequeña marca poco perceptible en la misma vertical, pero debajo del asa, en la carrocería, a la altura del logo "T-MAX", justo encima. El color negro, además de guarro, es sufrido, lo cual es bueno para casos como este.
Esta tarde si para de llover, nombraré una comisión de urgencia que evaluará los daños al detalle y podré poner nota al perjuicio causado por esta caida a mi moto. Pero... y los daños morales de semejante -y estúpida- caída? quién repara eso? eh? eh?
De todos modos, todo parece ser que va a verse mitigado ante la inminente obtención en unos minutos de un anhelado Iphone que me van a regalar aquí en la oficina.
La vida es así; una cucharada de miel, y a continuación, una de hiel.
De todos modos, hay muchas, muchas cosas peores en esta vida.
Ánimo, gondrullo. Life continues...
todo ha sido de la manera siguiente, señoría...
yo salía de comer a las 15,10 h. y me he aproximado a mi moto, aparcada en linea entre dos coches como si de un automóvil más se tratara, pues cada vez me gusta menos meterla a calzador entre dos coches, con el riesgo que conlleva, ya que todos sabemos que los coches no respetan mucho... -¡Vaya al grano, señor! -Ah, sí! perdone, señoría. continúo con mi relato (dijo el acusado con rictus aún circunspecto debido a la reciente caida de su moto y que aún le tenía acongojado por la estupidez de dicho percance y su imposibilidad para haberlo previsto.
Pues resulta que me sitúo al lado de la moto, abro, me pongo todo el equipaje, cierro el maletero, quito la pata de cabra, arranco, miro si viene algun coche, me "arrasco" la nariz (siempre pica cuando ya te has puesto el guante gordo de invierno con el que no tienes tacto) y salgo suave suave.
En esas, no ha pasado ni un segundo cuando la moto se me traba por completo y comienza a sonar una alarma... -Mierda, exclamé. puto candado...
Me bajo de la moto poniendo la pata de cabra y lo hago por el lado donde está el candado, el cual nunca me olvido de quitar (esto me habrá pasado sólo dos veces o tres a lo sumo). Pero ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas...
Me dispongo a quitarme el guante derecho para poder operar y descerrajar el candado, y de repente, veo que el buque petrolero que es la T-Max comienza a zozobrar, varándose hacia babor ante mi impotente mirada, que asistía como espectador de lujo a la caida de un coloso a menos de un metro de mi, pues me pillaba por el lado contrario a la caida, lo cual hacía imposible que yo pudiera ofrecer ninguna resistencia a semejante mamotreto de moto que, con sus 220 kilos llena de líquidos, se convierte en imposible de sujetar si la gravedad tira de ella hacia uno de los lados y el centro de gravedad de la moto queda ya fuera de ella.
Conclusión: la moto cae hacia la acera delante de mis narices. La caida es franca, armoniosa, equilibrada en su conjunto, desplomándose por igual los cuartos delanteros y los traseros. Es noble hasta cayendo, pues lo hace como en cámara lenta, con una estética muy de película de Michael Bay ("La Roca"). El postgusto es amargo, de pomelo. Se aprecian notas de impotencia y enojo. No hay taninos, sino hiel y vinagre a partes iguales.
Me quito el guante derecho, digo un sonoro "MIERDA!!" y tiro el guante al suelo como un personaje de dibujos animados cuando le pasa algo malo.
Miro la moto, analizo la situación, enfoco la maniobra de izado buscando el mejor punto de apoyo para poder ejecutar uno de los principios de arquímedes... todo está hecho ya. No hay vuelta atrás. El tiempo se ha detenido. Mi moto ha caido. Una más. Alguien debe parar esto. Es un goteo incesante de motos que caen por alguna extraña razón y esa pata de cabra insolente y maleducada que, en el peor momento, se niega a demostrar cómo es capaz de soportar ese peso con inexplicable eficacia, sin vencerse ni demostrar fatiga.
No he tenido tiempo para demostrar dolor. Todo ha sido rápido, eficaz y quirúrgico casi. Mi moto ya está marcada, pero su color negro permite seguir disimulando lo que -en estos momentos y a falta de un posterior examen exhaustivo- parece haber quedado sólo en una vistosa mella por erosión en el asa izquierda del pasajero, y una pequeña marca poco perceptible en la misma vertical, pero debajo del asa, en la carrocería, a la altura del logo "T-MAX", justo encima. El color negro, además de guarro, es sufrido, lo cual es bueno para casos como este.
Esta tarde si para de llover, nombraré una comisión de urgencia que evaluará los daños al detalle y podré poner nota al perjuicio causado por esta caida a mi moto. Pero... y los daños morales de semejante -y estúpida- caída? quién repara eso? eh? eh?
De todos modos, todo parece ser que va a verse mitigado ante la inminente obtención en unos minutos de un anhelado Iphone que me van a regalar aquí en la oficina.
La vida es así; una cucharada de miel, y a continuación, una de hiel.
De todos modos, hay muchas, muchas cosas peores en esta vida.
Ánimo, gondrullo. Life continues...